El juego de los siete retos

El 2025 nos encuentra con interesantes desafíos por delante y con una alta cuota de incertidumbre. Como siempre. Esto es Argentina. ¡Vamos a ponerle ganas!

En lo más cercano a nuestro mundo laboral, la consigna de desregulación para profundizar la supervisión lanzada por el Organismo de Control, parece que seguirá teniendo impacto. Más de lo que impactó durante el 2024. Hace falta seguir con el saneamiento del mercado. Lo venimos diciendo hace años. Si bien algunas medidas ya se han tomado, siguen existiendo empresarios inescrupulosos que generan una competencia desleal. Ni que hablar de los lobbystas, los kioskeros, los asesores facturadores de soluciones a problemas que ellos mismos crean. Ya sabemos. Es un mercado chico y nos conocemos mucho.

Pero si ese mundo de tranza se comienza a disipar y, además, la inflación decrece a niveles normales, va a ser el tiempo de trabajar hacia adentro en un gran reordenamiento. Convengamos que muchas veces, el revoltijo del río trae ganancia. Cuando el agua baja, aparecen los residuos que hay que limpiar.

Y en ese marco nuevo, en el que la locura pueda dejar paso a la reflexión, será muy importante trabajar en el ajuste de las estructuras. El próximo año seguirán surgiendo nuevas normativas de impacto global relacionadas con el compliance. Y ya sea que su aplicación resulte obligatoria o no, esta materia debe ser abordada con seriedad. No estamos pensando en grandes despliegues, áreas sobredimensionadas con costos elevados que, en definitiva, sirven solamente para cubrir las formalidades, sino en un equipo pequeño, capacitado, motivado y empoderado que pueda dedicarse a reflexionar en forma permanente, sobre el nivel de cumplimiento que logra la empresa. Todos sabemos que ese cumplimiento, muchas veces, se convierte en crucial para la supervivencia dentro de un mercado regulado.

En nuestra opinión, las claves para el 2025 pueden sintetizarse en dos palabras: formación y automatización, dos poderosas herramientas que ya en 2024 demostraron su avance y efectividad.

Y entre los desafíos que se plantean hacia adentro de la estructura, hay siete retos que se definen, a nivel internacional, como los más importantes a encarar en este nuevo año, de la mano del equipo de compliance.

  1. Utilización de los datos
    La privacidad de la información y la protección de los datos seguirá siendo un punto innegociable del programa de cumplimiento de las organizaciones durante 2025. Ya tenemos ejemplos claros de experiencias nefastas por no proteger los datos debidamente. Por lo tanto, las áreas de sistemas tendrán mucho trabajo al respecto.
    La evaluación de riesgos se afianzará como la metodología probada de gestión en el control. Y para que pueda ser aplicada correctamente, en grandes volúmenes de información, también deberá trabajarse sobre la gestión de los datos y la automatización de todo el proceso de identificación, evaluación, cuantificación y mitigación de los riesgos organizaciones.
    Muy interesante es el concepto de las consultoras RegTech que han comenzado a crear programas y procesos automatizados para que las empresas puedan cumplir con las regulaciones. Por lo tanto, serán de mucha ayuda para el área de compliance.

  2. ESG, protección ambiental y cambio climático
    Ya conocemos los criterios ESG «Environmental, Social and Governance» o, en español, «Medio ambiente, Sociedad y Gobierno Corporativo» Se estima que las exigencias para cuidar el medio ambiente serán más estrictas en 2025 y que la gestión de los criterios ESG será cada vez más relevante en la definición reputacional de las empresas. No hay que ver estos temas como exclusivos de las grandes organizaciones. Desde IORIOVALENTINI, ya hemos elaborado e implementado planes concretos y muy simples de ESG, en estructuras pequeñas, con costos muy acordes a las posibilidades financieras de la empresa.

  3. Búsqueda de estructuras dinámicas y austeras pero eficientes de compliance
    Como mencionamos al principio, en 2025, el compliance tendrá más puntos sobre los que poner su foco de vigilancia, siendo la tecnología la que le provea de la información precisa, inmediata y confiable. Para afrontar las nuevas exigencias de la gestión del trabajo sin incurrir en costos abultados adicionales, lo ideal es que las organizaciones inviertan desde ahora en la digitalización y automatización de sistemas de gestión.

  4. Volatilidad del marco regulatorio
    La volatilidad normativa parece una constante en todo el mundo, está reforzada en América Latina y exacerbada en nuestro país. Es el marco de actuación que nos acompaña permanentemente.
    A veces, por improvisación de los reguladores, por impericia o por conveniencia. Los que llegan luego, cambian nuevamente, para ordenar lo que estaba. Y en el camino se cometen errores no forzados, por falta de conocimiento contextual, que obliga a marchas y contramarchas. En nuestro mercado, resolución, tras resolución, luego una circular aclaratoria, y así.
    Cada nueva normativa implica desplegar un trabajo de análisis e implementación. Tenemos ejemplos sobrados de normas que requirieron desarrollos complejos para su aplicación y luego, al poco tiempo de entrar en vigor, quedaron derogadas. ¿Recuerdan el Registro Nacional de Contratos de Seguros de Personas (RENASEG)?
    Convivir con semejante caos normativo hace más necesarias aún, las tareas de compliance. Alguien, dentro de la organización, tiene que mantenerse alerta respecto de los cambios.

  5. Atracción y retención de talento humano
    Lamentablemente, las crisis económicas han deteriorado las estructuras internas. Las empresas no sólo tienen que trabajar para retener los talentos, sino que tienen que lidiar con la falta de conocimiento técnico de los recursos. Contratar a expertos sale carísimo. Y capacitar requiere paciencia, tiempo, planificación, ganas y también recursos. Las empresas, en general, no poseen áreas de RRHH que se dediquen a pensar en los planes de carrera del personal. Eso ha quedado olvidado porque la fuerza laboral es cambiante, suele estar un tiempo limitado en un mismo trabajo y siempre está buscando alternativas por afuera de la organización. Entonces, ya no se piensa en un plan de carrera.
    Por eso, retener y capacitar técnicamente, son los dos desafíos que deben encarar las organizaciones.
    En ese contexto, a medida que la gestión del cumplimiento se involucra en más campos, el equipo de compliance requerirá formación especializada con habilidades técnicas y mucho conocimiento normativo. Por lo tanto, será más complejo atraer y retener miembros para ese equipo. Durante el año 2025 las organizaciones tendrán que seguir preocupándose por encontrar perfiles calificados o apostar a la capacitación.

  6. Gestión anticorrupción
    Los incidentes de corrupción, fraude, hurto y otros actos delictivos similares desgraciadamente ya no son hechos aislados. Ni en el mundo ni en nuestro país. Para poder tratar con estas violaciones de la ley, las empresas necesitarán empleados capacitados y formados para identificar riesgos, establecer conflictos de intereses o detectar infracciones como por ejemplo el ransomware y el phishing.

  7. Tecnología incorporada a la gestión de cumplimiento
    Las soluciones tecnológicas y la inteligencia artificial seguirán en 2025 evolucionando y desarrollándose para automatizar, digitalizar y permitir el procesamiento y análisis de enormes cantidades de datos. El equipo de compliance deberá trabajar para manejar esa tecnología sin perder de vista las limitaciones jurídicas y los posibles daños que pueda causar su empleo. Ya hemos mencionado en entregas anteriores, que será necesario comenzar a trabajar sobre un registro de todas las aplicaciones y programas que se usen en la empresa y que utilicen big data y, sobre todo, inteligencia artificial pues, en algún momento, se deberá comenzar a evaluar, el nivel ético de su utilización.

Hasta aquí, presentamos los siete retos que, de acuerdo con nuestra visión, serán los ejes de trabajo del año 2025.
Una forma ordenada de encarar estos y otros desafíos, puede ser comenzar con el análisis de la norma ISO 37301, especialmente surgida para que las organizaciones puedan integrar el Compliance a su labor diaria.

10 de marzo de 2025

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